Reglas de Orden, Leyes de Lealtad y Expectativas de los Padres
En esta ocasión, como en muchas otras, quisiera comentarte algo de lo que he aprendido y que en lo personal me llevó encontrarlo más de 10 años. Con toda sinceridad, tengo que decirte que cuando vivimos una situación de autosabotajes o conductas destructivas y tratamos de solucionarlas solos, tenemos muchas probabilidades de fracasar. ¿Por qué? Esto se debe a que existe una diferencia entre tratar la psicología individual y trabajar con una serie de condiciones psicológica dictadas desde el sistema familiar. Como todos sabemos, la familia influye en nuestra forma de pensar y actuar. Pero muchos adultos creen que eso ocurre cuando eres niño, sin embargo, este artículo tiene la finalidad de esclarecer que la influencia de un sistema familiar puede condicionar la psicología individual de los adultos.
Empecemos comentando que los autosabotajes son interrupciones que vive un adulto, niño o joven, al intentar cumplir un objetivo. Y es, la misma persona, la que genera esa interrupción. Tenemos que aclarar que todos los razonamientos de las personas que viven los autosabotajes, concluyen que el motivo de ese fracaso, se debe a causas externas. Sin embargo, alguien cercano, puede apreciar que es, él mismo, quien genera toda la situación. Pensemos en aquellos hombres que se esfuerzan por dejar alguna adicción y de repente caen una y otra vez o en las mujeres que declaran: Oh!!! yo nunca quise hacer lo mismo que mi madre… y terminé repitiendo su historia!, o bien, algunos jóvenes que tienen que realizar un trámite y se les olvida un documento o pierden algo básico para realizar su objetivo.
Tú puedes escuchar a estas personas que pareciera como si estuvieran esforzándose por cambiar y mencionan las razones para mejorar esa condición de vida, pueden ser personas que piensan positivamente, buscan conseguir sus sueños, logran entender la vida en un marco de felicidad, que se responsabilizan de los hijos y que también tiene momentos de dolor, etc. En pocas palabras tienen “Todo un buen planteamiento personal”. Pero que de alguna u otra forma se descubren que regresan al mismo lugar… del que se han esforzado por salir. Puede ser que están quebrados o endeudados económicamente, recaer en un vicio, fracasar en una relación amorosa, controlar el carácter explosivo, etc. Es más, encontrarás a muchos tener pensamientos positivos, aplicando la razón y la responsabilidad a cada uno de tus actos. Pero sorprendentemente de alguna u otra forma caen de nuevo en aquello que los afecta o destruye.
Este artículo te servirá para identificar aquellas conductas autodestructivas o auto-saboteadoras (como olvidos en un punto determinante, quedarse dormido, enfermedades o accidentes previos a un gran o momento decisivo para nuestra vida) y que presentan dos o más familiares en diferentes generaciones.
El primer paso sería reconocer si esta conducta autodestructiva (como un vicio) o el autosabotaje, es un patrón que tienen dos o más personas en la misma familia (hermanos, primos hasta amigos cercanos). Puede también, estar presente de una generación a otra (tíos, abuelos, papás, etc.). Si se encuentran patrones repetidos, es momento de analizar las Reglas de Orden, las Leyes de Lealtad y el cumplimiento de las Expectativas de esos sistemas familiares.
Empezaremos hablar de las Reglas de Orden que cimientan el día a día
En toda familia existen reglas de orden, Leyes de lealtad y expectativas de supervivencia que aplican a todos los integrantes. Es más, podemos afirmar que no existe ninguna organización o institución sin ellas. Ya sea de forma explícita o implícita, ellas logran que cada uno cumpla el rol que le corresponde, que las personas se relacionen conforme lo esperado, que las estructuras materiales u objetos se conserven. Además logran que las personas caminen hacia un futuro conveniente a todo el sistema. Por lo que podemos decir que para la supervivencia de una familia se requieren Reglas de Orden, Leyes de Lealtad y Expectativas para la Supervivencia.
La función de las Reglas de Orden es que todo marche en perfecta armonía en el día a día. La higiene que se promueve en casa es un ejemplo muy sencillo pero ilustrativo. Si se dejan de lavar las verduras se puede contraer una enfermedad. Lo mismo sucede con el orden de los muebles, ropa o herramientas. Aunque en algunos casos pareciese que existen sistemas familiares en que todo es un caos. Ese caos también tiene reglas de orden. Será un poco difícil que identifiques el orden en los talleres de muchos artistas, carpinteros, mecánicos, etc. Sin embargo, al dueño le da cierta seguridad este caos Organizado.
Recuerdas esa frase que escuchábamos en casa “Como Dios manda”, a veces me preguntaba si Dios se dio a la tarea de dar un curso de capacitación de ¿Cómo se tiene que limpiar los pisos o hacer la tarea? Y obviamente me imaginaba a un Anciano Barbudo dictando reglas a todos los ángeles para que ellos a su vez le dijeran a mamá o papá “como Dios quiere que se limpien los zapatos” --- te comentaré que hasta hoy no se limpiar mis zapatos y recuerdo que antes los zapatos los boleabas perfectamente “como Dios Manda” o cómo traías la camisa puesta o el pantalón perfectamente planchado. Pero te diré que hoy sé que detrás de esa afirmación “como Dios manda” se encontraba oculta una regla de orden, que dictaba el orden en que se tenía que vestir o hacer las cosas en la familia.
Las Reglas de Orden, también abarcan la organización entre personas. Aún en las familias que pareciese que nadie tiene orden. ¡¡¡Si existe!!! El reto es identificar entre gritos, golpes o amenazas, las Reglas de Orden. Te retaré a que escuches aquellas personas que están gritando dentro de una familia. Presta atención y verifica el patrón de acción y reacción de los integrantes del conflicto. Por ejemplo: Es frecuente que el dueño de la empresa llegue y todos los trabajadores se muevan, además hacen como que todos están trabajando arduamente. De la misma forma, una madre después de gritarle a su hijo, el joven se ponen a limpiar la recamara. Entonces, el patrón de comportamiento es: Primer Acto: Todo en calma, nadie limpia, nadie trabaja. Segundo Acto: Llega el jefe o la mamá y grita. Tercer Acto: “Todos se activan”. ¿Cuál es la Regla de Orden? “Alguien tiene que gritar para que otros se activen”.
Estas Reglas de Orden, a pesar de que hay muchas ocultas, son las más explicitas. Porque se recuerdan o enfatizan constantemente. Todas las familias tienen reglas para organizar, coordinar, poner orden, para encontrar el equilibrio. Aclaramos “No en todas las casas son las mismas”, es más no a todas les funcionan las mismas Reglas de Orden. Estás estarán en función de los valores, el contexto, la época, la cultura o el país donde se encuentren. Sin embargo, existen algunas constantes que han sobresalido al tiempo y espacio.
Un dato importante, que es necesario mencionar, es que las Reglas de Orden que funcionaron cuando crecíamos son las que se intentan aplicar cuando se integra una nueva familia (por ejemplo si tus hijos organizan su casa como veían que tú la ordenabas). Cada integrante quiere poner el orden conocido de su sistema familiar de origen. Sin embargo, que hayan funcionado en su anterior sistema no tienen por qué funcionar hoy, por lo que lo mejor sería que todas las Reglas de Orden fueran explícitas y, en caso de que se sobre entiendan algunas es mucho mejor expresarlas verbalmente.
Las reglas de orden frecuentemente están en tiempo presente, para que funcione el sistema en el día a día se aplican todos los días. Recordemos son necesarias para que funcione y tengan una seguridad los miembros de la familia. Un niño que no respeta las Reglas de Orden tan sencillas como “no pasar corriendo a la cocina porque es peligroso” puede poner en riesgo su integridad física pero también pone en riesgo toda la familia. Ya que si se accidentará podría causar, ese descuido, el culpar a uno de los padres y desintegrarse la familia. Por lo que para que se cumplan las Reglas de Orden, ellas tienen implícito un castigo si se violan.
Detrás de las Reglas de Orden se encuentra la figura de autoridad que organizó, propuso o delimitó y ello implica un estereotipo de organización. Dando como resultado: un matriarcado, un patriarcado o la lucha constante por el poder por las figuras de autoridad de la familia. (Aún con mi experiencia profesional no he encontrado el ideal de las revistas de ponerse de acuerdo entre los padres y ser una familia de revista). Sea cual sea el sistema de organización en el que nos encontremos inmersos, solo nos afectara si creemos que es malo, pero si creemos que eso fue lo mejor… “Sorpresa”. Será bueno y lo disfrutaremos. Pero recuerda: Ningún sistema ni es 100% bueno o 100% malo. “Todos son funcionales”.
Es bien importante mostrar a nuestros hijos el amor y respeto a las reglas. Ya que una persona que aprende con amor, la disciplina y el respeto a las normas será un miembro contribuyente al sistema familiar, laboral o social. Me queda claro que cada mamá o papá pondrán su sello personal al realizar esto. Si como padres infringimos el respeto al orden por miedo, por inconsciencia, o capricho, las consecuencias se verán en el futuro en nuestros hijos. Ellos se mostrarán rebeldes a las reglas, y el sistema familiar se llenará de violencia y al final de la cadena toda una sociedad. Por lo que es importante que empecemos el respeto a las Reglas de Orden, desde el principio del amor.
Sobre las expectativas y la inversión en el futuro.
Las Expectativas de los padres a los hijos nos dan dirección. Es como señalar con la mano un camino que el niño tendrá que transitar. Su intensión al igual que las Reglas de Orden y Leyes de Lealtad, es el funcionamiento, la seguridad para los integrantes y la perpetuidad del sistema familiar en el tiempo. Por ello, las Expectativas dirigen a los miembros en dirección futura. Aclaro, que “No existen los padres que no tengan expectativas sobre los hijos”. Pero acepto que en muchos casos son muy difusas, confusas o contradictorias, por lo que los hijos pierden la dirección. Si te has escuchado afirmar “Yo no tengo ninguna expectativa sobre mis hijos”. Te diré, que aun cuando no seas consciente de ello, las menores de las expectativas son de mucha trascendencia. Por ejemplo: “que sean buenos hijos”… “que sean buenos padres”… “que sean mejor que yo”… “que no pasen por lo que yo viví”, etc. estas frases llevan implícitas las expectativas sobre un hijo.
Cada uno de los integrantes de una familia tendrá expectativas de comportamiento sobre otro integrante. No solo vienen de padres a los hijos, como las Reglas de Orden. Tenemos que reconocer que también los hijos tienen expectativas de comportamiento o status de los padres. Esto comúnmente es evidenciado por los hijos adolescentes. Ya en esta edad los hijos manifiestan que hubiesen querido más tiempo, menos regaños, más ayuda en la tarea o que los padres tuvieran el dinero para regalarles un coche el día de su cumpleaños, entre otras. Llegado a este punto, solo es importante reconocer que todos en una familia tenemos expectativas para supervivencia del sistema.
Otra característica de las Expectativas es que pueden ser abiertas o muy específicas y cerradas. Un ejemplo de las expectativas abiertas pueden ser: “Que estudie”. Por otro lado, un ejemplo de las expectativas cerradas sería: “Que sea abogado como su padre”. En este punto es importante mencionar un dato curioso:
Las expectativas no siempre se trasmiten de forma verbal, pueden trascender hacia los hijos y estos adoptarlas como una fórmula de éxito que les funciona a los padres y es la que asimilan o quieren aplicar para ganar el juego de la vida. En otras palabras, el tener un padre exitoso y apasionado en su campo profesional puede ser más que suficiente para que en los hijos permee el deseo de lograr lo mismo.
Existen Expectativas que se pueden fusionar con las Reglas de Orden como ser el mejor de la clase. También se pueden fusionar con leyes de lealtad. Por ejemplo: Si se escucha al niño afirmar “Todos en mi familia comen así” o “Todos son doctores”. Entonces, los niños absorben la imagen, rol u otro atributo como una meta que se requiere cubrir. En el caso que se fusionen Leyes de Lealtad con las Reglas de Orden y las Expectativas es mayor la presión. Pero la expresión presión no se tome como algo negativo imagina que es como la fuerza de gravedad que mantiene unidos a todos.
A todos los nuevos integrantes de cada familia se les deposita las expectativas: Vas hacer el más fuerte, el más inteligente, el más guapo, el primero que sobresalga… Sin embargo, también existe la cara oculta de estas expectativas- Estas son las condenas o maldiciones sobre algún miembro que traiciona las reglas de orden, las expectativas o leyes de lealtad. Todas ellas ocultan la parte de la sentencia. La leyenda es fácil de comprender “si no se cumplen las expectativas depositadas se paga por ello”. Este pago se filtra de forma inconsciente en cada miembro de la familia y se evidencian por el estilo de vida autodestructivo o los autosabotajes que llevan las personas una vez que no son cumplidas las expectativas. Podrías preguntarte ¿Cómo diferenciamos algo que solo depende de la psicología de la persona a algo que es dictado inconscientemente por el sistema?. Recuerda que hemos dicho que si entre los primos, tíos, padres o hijos hay autosabotajes o conductas autodestructivas en común, reproducen una situación igual o parecida, ello nos da referencia que el sistema filtró condenas de forma inconsciente a las personas.
Enfaticemos: “Todas las Expectativas son importantes y vitales”, hasta que el joven tenga una autonomía y dirección propia. Si ya es momento de que ejerza su autonomía y si el joven presenta sabotajes, enfermedades, adicciones, patrones de conducta autodestructivos, es momento de revisar todos los programas que están guardados como incumplimiento de Reglas de Orden, Leyes de Lealtad o Expectativas no cubiertas. Te aclaro pueden ser otras cosas las causas, pero son muy pocos los que exploran el sistema familiar y cómo éste sostiene las conductas autodestructivas o los autosabotajes.
Las reglas, las leyes y las expectativas son una variante independiente a las personas que se integran a un sistema, por lo que al integrarse un nuevo miembro se le transmiten. Pensemos… una vez que se integra al sistema familiar el yerno, una nuera, o un primo que llega a vivir a la ciudad. Se le atribuyen expectativas que se requieren cumplir para permanecer dentro del mismo. NADIE ESTÁ FUERA DE ELLAS. Las personas pactan para adoptarlos, de forma silenciosa y en ese pacto también reciben beneficios de atención, seguridad, respeto, amor o autorrealización, entre otras. Aclaremos que estos sistemas familiares pueden estar conformados por personas con parentesco consanguíneo o sin él. Pero, con parentesco consanguíneo o sin él, se espera que hagan, digan, controlen, atiendan, generen, resuelvan, etc. Es importante resaltar que la última palabra la va a decir la persona. Este nuevo integrante podrá poner de manifiesto lo que va a cumplir de todo lo que se espera de él. Por derecho podrá aceptar y cumplir las expectativas, superarlas y en otros casos rechazarlas.
¿Qué sucede cuando las expectativas o las reglas sobrepasan la condición del infante?
Cuando existe sobre exigencia hacia los nuevos miembros o cuando los hijos se quedan sin cubrir las expectativas. Se puede reaccionar de varias formas: 1. Aceptar todo, perdiendo su Individualidad, 2. Revelarse al Extremo. 3. Seguir la vida provocándose actos fallidos de superación. 4. Aprenden del sistema, adoptan lo vigente y saludable al integrar un nuevo sistema. Nos centraremos en los tres primeros. El cuarto es una fase posterior, a los 3 primeros.
1. Los que aceptan todo y van perdiendo su Individualidad.
Los jóvenes o adultos que van perdiendo lentamente su individualidad. Ya sea por cumplir con su familia, con sus hijos o con los padres. Se convierten en sueños fallidos, en malas copias de los padres o solo como reproductores de un estilo de vida.
En este juego de la dependencia psicológica son personas que solo cumplen ciegamente las Expectativas, las reglas y leyes. Fácilmente puedes identificarlo en aquellos jóvenes que solo viven para ser buenos hijos, casarse, ser contador como su padre, etc. A estos les puede llegar a cegar la voluntad de los padres. Entonces, encontramos a jóvenes que no reflejan felicidad, pero que se mantienen firmes, sin agregar nada de valor extra a su vida. Al verlos que podemos observar? Yo veo que comúnmente caminan encorvados, como si cargaran algo o se muestran sin sentido, porque solo tienen que cumplir con las expectativas del sistema familiar y sus reglas. Se vuelven como copias de los padres y difícilmente pueden vivir sin ellos. Son como autómatas, pero solo cumplen las reglas del juego de su sistema familiar. No me atrevería a decir que no son felices. Pueden ser felices y seguros respetando las reglas del sistema.
2. Sobre los que se Revelan al Extremo con Conductas Reactivas como respuesta a la presión de las reglas, leyes o expectativas.
Una conducta reactiva puede ser los jóvenes adolescentes dejen la escuela (como camino seguro señalado por las autoridades del sistema) y hacen actividades alternativas como tatuajes donde marcan su dolor, sus sueños, sus glorias o fracasos. Pueden escribir canciones donde retratan sus vidas, sus desamores, amores, alegrías, entre otros. Pero también están los que ejercen oficios o profesiones alternativas. Donde exploten un lado alternativo de conseguir algo más de lo que los papás les han propuesto. Es en estas nuevas condiciones de realización personal, que los adolescentes pueden romper las normas que los mantenían rígidos y encuentran la forma alternativa para vivir plena y exitosamente. Y lo hacen por el hecho de apoderarse de su vida y ponerle su justo valor y lugar a las reglas de orden, leyes de lealtad y expectativas de éxito.
Los padres muchas veces, llegan a desconocer a los hijos que rompen reglas de orden, expectativas y leyes de lealtad. Estas autoridades del sistema familiar no se explican las razones de por qué la persona dejó de hacer, rompió o traiciono a la familia.
Pero en los mejores casos de jóvenes reactivos a las sobre exigencias de los padres; buscan vidas alternas y logran su independencia. Un dato curioso de la psicología de estos jóvenes es que, solo se perciben tranquilos y exitosos cuando logran rebasar las expectativas de los padres en su camino alterno. Después de este periodo proyecta una felicidad libre y una vida productiva. Porque la figura de él mismo cambia de posición y estatus dentro del orden familiar en que creció. Los padres cambiaran su posición y después de un tiempo dejarán el rol de control y con ello le permiten a los jóvenes el autocontrol. Los jóvenes dejan de ser objetos o producto de sus padres para convertirse en dueños de su propia vida.
3. Siguen la vida provocándose actos fallidos de superación.
En otro tipo de secuela de la sobre exigencia de las reglas de orden y las leyes de lealtad son los adultos que se quedan en la periferia de los sistemas familiares. Ni se encuentran 100 porciento dentro de la familia, aceptando ciegamente lo que dicen los padres ni se independizan totalmente. Estos jóvenes o adultos, constantemente se sabotean cuando se inclinan hacia otra posición que no sea la esperada por el sistema.
Son adultos que manifiestan sueños fallidos y se encuentran frecuentemente en el rol de hijos dependientes. Además hacen representaciones cíclicas a lo largo de su vida de adultos de la perdida de sueño o de castigos por no ser, quien su familia esperaba que fuera. Estos adultos representan constantemente auto sabotajes por lo que llegan a estar constantemente enfermos, presentan accidentes, despidos injustificados (según ellos), perdidas, etc. Regularmente se encuentran en un lugar de víctimas constantes. Es como si no pudieran cumplir sus sueños o ejercer su independencia y de alguna u otra forma terminan dependiendo de los padres o de la persona que cumpla la función paterna. Esto se debe a que en el uso de su derecho de ser libres y ejercer su autonomía viven niveles de presión psicológica que los detiene a través de las expectativas, reglas de orden y leyes de lealtad del sistema familiar.
Recordemos que al no cumplirse o dejarse de cumplir las expectativas o las reglas y leyes de lealtad hay una condena. Esta condena inconsciente es el pago por lo que se dejó de hacer o se hizo mal. Si nosotros le preguntáramos a una persona que se sabotea a sí mismo, ¿A qué se debe que te suceda todo esto? Ellos encontraran las mejores respuestas (para ellos mismos y para los demás), sobre las razones del porque se encuentran en esa situación de sufrimiento y fracaso. Sus explicaciones sonaran lo más lógicas o frecuentes al común de la gente. Por otro lado antes de aceptar un auto sabotaje recurrirán al pensamiento mágico para explicar su situación, ¡¡He tenido mala suerte!!, ¡¡Me hicieron algo!!, ¡¡Es la envidia de la gente!!, etc. Sin embargo, requerimos prestar atención una vez más a los patrones de conducta de los familiares cercanos, lejanos o a través de generaciones. En los que haya historias donde terminan siendo víctima de algún suceso o personas. Estas condenas se encuentran programadas en lo más profundo de su ser y por ello, nadie tiene acceso a ellas de una forma simple.
En los peores casos los jóvenes crecen como hombres o mujeres disminuidas, son adultos que solo trabajan para vivir y sus sueños son cuartados por justificaciones personales. Si en un principio sus padres les decían cómo y cuándo actuar (o simplemente lo aprendieron), después de un tiempo, pueden ser su esposo o esposa, sus hermanos o alguna otra persona que sustituya la autoridad de los padres. En pocas palabras: Requieren de otros para avanzar y cuando están solos, se muestran perdidos, fracasados o víctimas de las circunstancias.
Enfaticemos, los hombres o mujeres disminuidas son las personas que aunque con toda la posibilidad de triunfar, fracasan. Si tienen toda la posibilidad de establecer una hermosa familia destruyen su hogar. O bien, aquellas personas que pudieron estudiar, dejaron de hacerlo. Ellos están en la sombra de la condena, por no cumplir las expectativas, reglas o leyes del sistema familiar, en algunas declaraciones escucharemos: “mi padre me dijo que estudiara, esto me pasa porque no estudie” “cuando yo era chico le contestaba a mi madre, mi hijo me ofende porque yo fui igual con mis padres”.
¿Para qué romper las expectativas, el orden o hasta las leyes de lealtad?
El sistema de reglas se evalúa, valora o cambia. Dependiendo la efectividad de mismo y los beneficios que ofrecen al sistema. Ahora bien, cuando el sistema es toxico, no está contextualizado al presente y daña a los integrantes del mismo. Por ejemplo, cuando los hijos no estudian porque el padre no estudio. Este caso es ilustrativo de que los padres estén implantando leyes que condenan o ponen en riesgo al sistema o a los miembros integrantes del mismo. Porque hay competencias académicas básicas para la vida y por derecho humano tendrían que tener educación todos los niños. Es importante reconocer que cuando el sistema no está contextualizado en tiempo presente. Este es el momento donde hay que hacer ajustes.
Cuando se están rompiendo las reglas de orden, las expectativas o las leyes de lealtad es un momento que se vive como una crisis, se pierde la estabilidad del mismo y aumentan los niveles de tensión dentro de la familia. Se encuentran separados los miembros, con fricciones o desavenencias, en los peores casos existen peleas entre ellos. Llegan a existir personas excluidas, presos o personas que ponen en riesgo la vida de otros miembros. Si se tuviera que describir una secuencia. El primer síntoma es elevar los niveles de tensión entre los miembros del sistema por desacuerdos. En un segundo momento se producen fricciones entre los integrantes, empezando por aquellos que rompen las reglas o en contra los que no cumplen las expectativas de los padres. Pero los peores casos son cuando se rompe una ley de lealtad y se ha provocado daño físico, psicológico o emocional entre los miembros del sistema familiar.
Los adolescentes tienen una tendencia natural a intentan romper las reglas. Tenemos que reconocer que llega el tiempo que biológicamente necesario para que los integrantes se revelen a la autoridad o a quien la representan. Por lo que tratan de cambiar o romper las reglas o hacer algunas enmiendas para salir beneficiados. ¿Por qué tenemos que tener cuidado con estas propuestas de cambio? La mayoría de los jóvenes solo verán la conveniencia personal y no la estabilidad del sistema. Ellos luchan por su independencia pero los adultos tendrán que velar por la estabilidad del sistema. La adolescencia es un momento para cambiar o ajustar reglas, si es cierto. Es una oportunidad para ajustar las reglas, expectativas y leyes de lealtad a beneficio de todos los miembros y contextualizadas al tiempo presente.
También es importante reconocer que las personas que por más actualizados que queramos estar e intentar llevar a nuestros hijos a mi ritmo, ellos tienen por derecho una independencia biológica y psicológica para evolucionar. Si yo cometo errores me quedaré con el buen sabor de boca que hice mi mejor esfuerzo para salir adelante y por la supervivencia de todos los miembros de mi sistema. Cuando sea adulto mi hijo tendrá que darse un round con la vida y replantear lo que a mí me funcionó y crear su propio sistema, rescatar lo bueno, lo trascendente del mío y de mi esposa. Y generar el que mejor les funcione a ellos en el contexto y tiempo que estén viviendo.
Recuerda que en toda persona adolescente o adulta transita por una etapa donde tendrá que valorar las reglas, las leyes y las expectativas de tal forma que le den la posibilidad de ejercer su independencia en el sistema. En ocasiones, los adolescentes lo hacen con rebeldía al orden impuesto, otros casos son los adultos que han aprendido con hijos adolescentes y hacen cambios de forma natural.
Cuando el amor atrapa a las personas y les impide crecer
Pero ¿Cuál es la medida preventiva? ¿Cuál es el límite que hace que las personas tienen que identificar cuando no dejamos crecer a nuestros hijos? O ¿Qué se tiene que considerar para evitar convertir a nuestros hijos en una copia desteñida de los padres?
Primero que todos tenemos que entender que Detrás de cada regla, norma o expectativa existe una intensión positiva. “Quien implanta las órdenes no lo hace con la intensión de traumar a los hijos para siempre. Ningún padre despierta diciendo: “Hoy le voy hacer la vida imposible a mi hijo hasta que quede traumado para toda la vida”. Las razones más frecuentes son la seguridad del sistema, la protección de los miembros y garantizar la perpetuidad del mismo.
Cuando un padre pone demasiadas expectativas y muchas reglas de orden el joven va apagando su propia curiosidad. Su propia guía basada en la autonomía, para ceder ante las expectativas y quedar bajo las ordenes de los padres. Así que cuando identifiques que algo es importante para tu hijo (aunque sea influido por sus amigos) deja que lleve su propio proceso de aprendizaje y se decepciones por sí mismo. El desarrollo de los jóvenes implica encontrar el punto sano de dignidad y respeto sin violar las garantías individuales universales y para que sea una persona responsable de sus actos.
Una forma de aprendizaje y evolución es cuando las personas tendrán que percibir lo vivido en la infancia como una forma de entrenamiento y que en ella se aprendieron muchas cosas, las cuales pueden ser revaloradas cada instante de nuestra vida. Como adultos después de una experiencia de éxito o fracaso es importante abrir el espacio de reflexión y de festejo o compensación. Por ejemplo, después de una mala experiencia tratar de compensarlo con algo cálido y reconfortante. Otra forma de aprendizaje y evolución es cuando experimentan un accidente la mayoría de los integrantes y hacen como pactos de implantación de nuevas reglas. Por lo que la reflexión sobre lo vivido y buscar el beneficio para todos los integrantes del sistema hace que superemos la falta de adaptación del sistema al presente.
Cada uno de los integrantes tiene la responsabilidad para que ese sistema funcione y se perpetúe tras varias generaciones.
Algo más fuerte y más oculto a la voluntad: Las leyes de Lealtad
Las Leyes de lealtad, son lo más oculto a nuestra psicología, es como el ADN de la psique. Es de donde surge o antecede toda nuestra forma de ser y de vivir. Y también es lo primordial que vamos a traspasar a nuestros hijos, nietos o bisnietos. Es la base de la psicológica para la sociedad. En cada una de ellas se expresa algo determinante para la supervivencia de la familia y de la vida social. Ejemplo: “Los padres jamás dañaran a los hijos y los hijos jamás dañarán a los padres”.
Estas leyes de lealtad de alguna u otra forma se encuentran en todos los actos, detrás o de forma implícita en las reglas de orden o expectativas. En caso de que se viole esta ley es motivo de disolución del sistema. También la ruptura de las leyes de lealtad tiene las condenas más ocultas y fuertes del sistema. Solo nos daremos cuenta de una condena aprendida desde el sistema, porque se encuentran implícitas en las historias de éxito contadas o conmemoradas en la familia y en las admiraciones que se tienen a miembros de otros sistemas, como por ejemplo: la admiración a Benito Juárez y su historia de superación. Con esta devoción o señalamiento dirigen a los más jóvenes al cumplimiento y, en caso de no realizarlo… hay una condena, aunque no esté explicita. Aclaro este ejemplo: señalar con admiración a Benito Juárez refiere no solo superar las condiciones presentes (que eso sería una expectativa) sino lo pone en el rango de mayor autoridad de un país (presidente) y esa posición lo hace merecedor para dirigir a todo el sistema. La ley de lealtad está en que se le entrena al niño para ser el que va a dirigir el sistema; lo entrenan para que sea el siguiente al mando y que tomara las riendas y el compromiso de supervivencia del sistema.
Lo más importante de las leyes de lealtad son lo más difíciles de trasmutar o actualizar. Son de gran trascendencia, pasan de una generación a otra de forma oculta. Para romper estas reglas de forma autónoma se tiene que estar viviendo una situación de crisis que afecte a más de un miembro del sistema y que se tenga la lucidez para identificar sumado a la intención de querer cambiar. Por ejemplo, cuando un adolescente o adulto percibe que alguno de sus padres está atentando contra su vida, este joven tendrá un conflicto psicológico muy fuerte, antes y después de tratar de detener las acciones de su padre, a pesar de estar atentando contra su propia vida. Pero es un momento para cambiar las leyes de lealtad. Existe una película (la gran revancha. 2014) donde Robert de Niro deja a su nieto en medio de un bar para festejar una victoria de boxeo y el papá del niño se entera de lo sucedido y le grita “aléjate de nosotros”. Este ejemplo aunque sea muy diluido en intensidad, refiere que al poner en riesgo de vida de uno de los integrantes de la familia, se rompe el vínculo afectivo y de lealtad a la familia por lo que se aplica una sentencia hacia al actor. Otro ejemplo, sería cuando un abuelo le pega a su nieto y el padre del niño se enfrenta al padre para evitar que su hijo sea maltratado. Este acto de rebeldía hacia una generación anterior, es posible porque el padre (quien rompe la ley) está justificando sus acciones por el riesgo que percibe hacia el integrante de una nueva generación. En los casos patológicos los ejemplos son muy literales si un padre que intenta matar a los hijos, la madre atacará al padre para defender a sus hijos. Con estos ejemplos, quiero hacer más explícito cómo se llegan a romper las leyes de lealtad. Fuera de esto estas leyes son inmutables.
Algo muy frecuente, es la dificultad que existe en identificar las leyes de lealtad detrás de las conductas de las personas. Por ejemplo, en las parejas, tratar que el esposo o (a) realice las cosas como yo creo que son mejor. No solo es tratar de imponer orden (regla de orden) sino también que al hacerlo refieres lealtad hacia la persona que emite la orden. Por ejemplo si el esposo quiere que su señora vista, coma, se comporte o divierta como yo considero que es mejor. Esto tiene una ley de orden explicita pero oculta una ley de lealtad. Sin embargo, cuando la esposa no puede hacer esos cambios es porque hay una ley de lealtad con el sistema anterior. ¡¡¡Que muy difícilmente cambiara!!!. Por ejemplo, una señora que estuvo en sesión conmigo tenía fuertes discusiones con su esposo porque el señor afirmaba que la mamá estaba perjudicando a los hijos al darles de comer en exceso (a su juicio), este señalamiento se debía a que uno de los hijos vivía acomplejado porque en la escuela le ofendían desde hace unos años por presentar sobrepeso. El jovencito entró en un círculo vicioso de comer por sentirse triste porque los compañeros lo ofendían. Pero también necesitaba la comida en exceso porque era una forma de compensarse, de recibir el amor y la atención de su mamá. En entrevista con su mamá del joven ella refiere que sus padres pasaron muchos momentos donde no había en casa algo para comer y que a ella nunca le negaron nada de comida. Por lo que ella le daba a su hijo todo lo que el niño quisiera. El papá por su parte comentó: “En mi familia se come en porciones pequeñas y en la familia de mi esposa se come en porciones grandes, ella le da de comer esas cantidades solo porque así está acostumbrada. Ella ahora solo tiene que acostumbrarse a servirles a mis hijos porciones pequeñas. ¡Es eso difícil de entender!”. En este caso la madre no cambia las porciones no porque no entienda, es más para ella, lo que menos interesan son las porciones, lo importante es que sus hijos no pasen las carencias que vivían los padres cuando eran niños y reproducir el sistema de brindar amor a través de la comida en exceso y el gusto de los hijos.
Las leyes de lealtad son ocultas a la razón pero determinan muchas de nuestras acciones. La organización de una familia deja una huella y muchas veces se quiere que funcione la nueva asociación con las mismas reglas de la anterior. Para hacer respetar las leyes de lealtad, algunas personas recurren a diversas formas de control como: amenazas, golpes, fábulas, leyendas de terror o historias donde se ejemplifican los roles o las acciones que se requieren implementar en la nueva asociación familiar. En muchos casos de violencia intrafamiliar encontraremos un punto de crítico del sistema y la ruptura de las leyes de lealtad de los sistemas anteriores por ambos integrantes.
Otro ejemplo de las leyes de lealtad, están implícitas al identificar entre varios miembros de la familia o entre varias generaciones los patrones de comportamiento de carácter. Los hermanos se comportan igual, o el carácter de los hijos es parecido al de los tíos o abuelos. Este patrón de conducta lleva implícito una ley de lealtad. (Que solo sabremos de qué se trata de ello si conocemos a varios miembros o hasta que se expresa como declaración). Por ejemplo: “Todos en mi familia son gordos”, todos en mi familia son abogados”, o “así somos todos”. En otros casos se puede declarar: “A Todos nos fue mal con la pareja”. “Nadie tiene dinero”, “Todos son un relajo”, “Tenemos como una maldición”. ¡Se parece a su papá!. Tiene el carácter de la abuela, entre otras.
Como conclusión, las Reglas de Orden, Leyes de Lealtad y Expectativas de los Padres se requieren tener muy claras en nuestra vida. Porque muchas veces se mantienen ocultas como en un juego de cartas. Se encuentran ocultas a las personas con las que juegas pero también para ti. Sin embargo, de que las conozcas depende que ganes el juego de la vida.