Publicado: Sábado, 13 Octubre 2018
Hace muchos, pero muchos años cuando las ciencias aún no se
especializaban, había un grupo interesado por saber ¿Por
qué el Sol camina solo?
Eran los ancianos eruditos de la aldea… que se preguntaban
por qué camina solo.
---Nadie camina solo… ni el Sol
--- contesto el más sabio---.
--- A simple vista no se ve nadie a su alrededor… Pero somos
nosotros, los que estamos aquí sentados, los que no tenemos la capacidad de ver,
que la compañía que él tiene. Es esa compañera eterna que lo hace brillar de
dentro hacia fuera. Y es por ella que está acompañado todo el tiempo. Es dentro
de él donde se encuentra la luz, es el fuego sagrado de la esperanza, la
alegría y el agradecimiento quien lo acompaña siempre. Le dan energía, que hace
que brille y que hace que muchos como la luna reflejen su luz.
---Cuando escucharon esto, el resto de los participantes se
quedaron atónicos… excepto uno que vio al anciano sabio con ojos de
incredulidad… por lo cual te pregunto:
--- ¿Esa energía lo puede destruir si se queda quieto?
--- ¿Qué crees tú?... --- preguntó el sabio--- ¿Qué lo hace salir todos los días y
hacer su recorrido?
--- ¡¡Aun no lo sé… y tampoco
sé cómo se llenó de esa energía!!
---Te comentaré que hace muchos años en la tierra de los
mayas existió un guerrero que al nacer le otorgaron el nombre de Toj.
Toj no tuvo un inicio fácil. Como todos los grandes
guerreros del planeta, Toj, tendría que demostrar en este mundo que podía estar en lo más alto del cielo, con la
condición que jamás perdiera el contacto con el piso. Pero como todo recién
nacido, necesitaba de alguien que lo guiara entre la espesa y peligrosa selva,
que lo entrenara a resistir las adversidades y que le diera la fuerza para sonreír
a pesar del esfuerzo que hiciera en el día. Pero, ¿quién podría hacer esta
noble labor y mostrar al joven cómo se sonríe en la desgracia, cómo se resisten
las adversidades y al final del día agradecer lo vivido? Recordemos que la
tercera fuente de su energía es la gratitud.
Solo existía una forma de realizarlo… Esa tarea fue
atribuida a una mujer. La gran misión de
las madres es sembrar en cada habitante de esta tierra la luz de la esperanza,
mantener la resistencia y la gratitud. Es muy difícil esta misión. Porque estas
madres no reflejan la luz de las estrellas o del sol. Ellas como el mar en el
atardecer, capturan la luz en sus manos, en sus pies, en su cara.
La mar captura la luz del sol y deja que ilumine dentro del
mar “la vida que yace en él”. Las madres llevan esa luz al interior de los
hijos.
¿Qué hacen con esa luz las
madres? La convierte en el calor del
amor, en caricias en medio de la tormenta y en agradecimiento para aprender de
las situaciones más dolorosas. En la
noche las ponen sobre la espalda de sus hijos, en sus cabecitas con cada una de
sus caricias o en los pies, al frotarlos para que no sientan enfermedad. Pero
el Toj, cuando aún era niño, notó algo extraño en su mamá, algo que no estaba
bien… Su mamá salía todos los días. El Toj sabía que aún no estaba cerca el
amanecer y desde esa noche el Toj decidió caminar junto a ella.
Tojil caminaba pegado a su madre, cuando ella tenía
infortunios, cuando se esforzaba para conseguir alimento, cuando sudaba para garantizarles
un techo a sus hijos… Tojil solo esperaba la noche para estar junto a ella, tal
vez debajo de las hojas de un árbol, cerca de la casa de alguien o sentados en
alguna banca. Toj aprendió a caminar sin miedo por la demostración que su mamá
tuvo para resistir los infortunios de la
vida. Pero no con el toque de guerra sino con el calor del amor. Hasta que un
día salieron de su casa y ya no regresaron...
Es así como llegado el momento, Tojil se convirtió en el
caminante sin miedo. No fue fácil. No fue en una guerra o en una invasión. Fue
en la resistencia de los infortunios del día.
Porque para caminar sin miedo, te tienes que demostrar que puedes
enfrentar todos los retos que se coloquen frente a ti. Entonces Toj caminó sin
miedo. Peleó, cayó y aprendió como todos hemos caído. Hoy puede caminar sin
compañía, con sus sueños en la cabeza, sin miedo y brilla su luz de esperanza
dentro de él.
Un día, se vio a sí mismo en el reflejo de la laguna. Volteo a ver su pasado y agradeció por todo
lo vivido. Por la fuerza que le trasmitió su madre, por el sagrado Tojil, que
es “el fuego sagrado” fuego que mezcla esperanza, la alegría, la resistencia y
el agradecimiento. El Toj fue la luz de muchos en la misma condición de la
aldea. Se levantaba muy temprano y recorría a través de las laderas y la selva.
Cruzó el mar… montañas y ríos para asegurar el alimento de sus hijos.
Pero… si es cierta esa historia ¿Cómo llega a los cielos?
Porque hubo una ocasión en que ya no había alimento en todos
los alrededores, cada vez era más difícil encontrar pescado, aves, granos o
simples vegetales. Y se necesitaba de
alguien que buscara nuevos lugares, nuevas rutas, otras alternativas para poder
vivir. Entonces los ancianos de la aldea designaron a Toj esa gran tarea: buscar
nuevas rutas para conseguir alimento.
¿Quién mejor que el caminante
sin miedo? Y simplemente sonrió
agradeciendo la confianza para realizar la gran misión, respiró y se llenó de
esperanza.
Dicen que les prometió al despedirse que jamás volvería a
suceder que su gente se quedara sin alimento, que él caminaría eternamente para
garantizar la vida, el alimento, la luz de la esperanza… Avanzó y a lo lejos se
vio como se iluminó, y desapareció en el horizonte.
Por ello, no ves
nadie cerca del Sol… porque está cumpliendo su misión. Recuerda, el brilla y su
brillo viene de lo más profundo de su ser. De sus memorias, de sus recuerdos y
sobre todo de ese brillo que su madre logro sembrar dentro de él. Las madres solo ponen la luz dentro. Muestran
el calor y la esperanza. Pero quienes tienen que caminar son los hijos. El Toj
lo aprendió con el ejemplo.
Son pocos los líderes que pueden caminar sin miedo, con resistencia,
agradecimiento y esperanza. El Tojil camina sin miedo, sin hora, sin dejar de
hacerlo por la noche. Porque cuando tú no lo vez. Él está surcando otros
caminos desconocidos para ti. Está haciendo que el destino cambie.
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Con mucho cariño
y admiración… Para quienes
tienen la luz de la esperanza dentro de ellos y caminan sin miedo. |